“Nos vamos?”

Piedras de sanación

Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a Asun y Elias sentados en un banco de madera, mirando la calle. Para decir la verdad, la imagen me hacia recordar mucho mi país, Polonia. Pueblo pequeñito, detrás de ellos una casa antigua de madera, y la calle, mejor dicho era un camino sin asfaltar. No había mucho movimiento pero si de vez en cuando pasaba un coche con caballos, con la paja o un chico en bicicleta o una vecina saludando. `Era como si la vida les pasaba por delante y ellos lo aceptaban plenamente porque, porque ya eran abuelos. Era algo que tocaba. Pero al mismo tiempo se sentían un poco impotentes. Era como si hubieran hecho todo bien y estaban contentos de lo que han conseguido pero ahora qué más podían hacer? Solo mirar la vida que pasaba por delante? En ese momento Asun miró al Elias y dijo: “Nos vamos?” Él la miró con mezcla de sorpresa y expectativas y preguntó : “A dónde?” Asun respondió: “No lo sé, pero nos vamos.” Se levantó y se fue a casa que estaba detrás de ellos. Elias la siguió. Al entrar en casa quitaron su piel, su cuerpo de abuelos como si fuera un abrigo y lo colgaron en el perchero que estaba al lado de la puerta. Ya en casa cada uno empezó a hacer lo que le apetecía. Era precioso. Hacían lo que querían hacer, no lo que debían hacer como los padres y abuelos. Eran ellos: Asun y Elias. Y nada más. La energía de las piedras llenó esa casa. La llenó de amor, tranquilidad y paz. Y ellos solo vivan. No veían la vida como pasaba, vivian lo que hasta ahora no podían vivir por todas las responsabilidad que les había traído la vida. Porque lo que les ayudaron a conseguir las piedras era “ser solo Asun y Elias”. Es suficiente.

 

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