Quién sana al sanador? Los que acuden a él

Sistema Crystal Turquesa y Zafiro


Vivo un profundo cambio de consciencia. Cambio completamente inesperado. Pensaba que ya se había hecho hace tiempo. Hacer un cambio de ser una profesora de castellano a una comunicadora entre las personas y piedras fue un salto. Pues cuando iba a la formación de sistema Crystal Turquesa y Zafiro esperaba aprender una herramienta valiosa para hacer comunicaciones. Eso de hacer terapia con los códigos era secundario. Me vi más que guiada para ese taller pero no presentía el impacto que iba a tener en mi vida. Leí en la descripción del curo que la terapia remonta los tiempos de Lemuria pero no me llamó mucho de interés. Era como saber de Reiki canalizó Mikao Usui.
Y así llegué al final de primer día de la formación cuando Kai continuó la historia sobre Lemuria con las palabras:”El ultimo día de Lemuria…..”
Y en ese mismo instante me inundaron las lagrimas. El recuerdo de ese día o más bien las emociones que provocó, la sensación de tristeza, del abandono, de la rabia, etcetera, me llenaron entera. Al principio ni siquiera sabía como gestionarlo. Los códigos luz especialmente Unificando Corazones me ayudaron mucho en ese primer reencuentro con mis memorias. Luego vino un gran miedo a mi propia soberbia. Pero con la ayuda de Tortuga Abuela vi sus raíces y las entendí y se fue. Pero lo que me quedó era una tristeza, una gran melancolía.Y así llegó un momento de empezar a trabajar como terapeuta.
El otro día vino una amiga mía para recibir la segunda sesión de los cogidos. Eligió entre otros el código Elixir de Sabiduría. Le comenté que tenía un pequeño problema con ese código. No con su esencia sino con un recuerdo que me traía. Era como en recuerdo de la inocencia perdida. El Árbol de Sabiduría, el precioso árbol de Lemuria, con sus hojas brillantes era como un símbolo del todo lo que se fue. Me recordaba el mundo que se hundió literalmente ante mis ojos con todos mis seres queridos. Empezamos la sesión y cuando toqué sus tobillos me vi a mi misma. Me sentí incomoda. Pensé: vaya sanadora, me meto en su sesión … No la veía a ella solo a mi acercándome a ese precioso Árbol. Iba por un pequeño riachuelo, descalza dejando las huellas brillantes. Cuando me acerqué al Árbol de la Sabiduría, lo abracé llorando. Y de repente sentí que alguien tocaba mis manos abrí los ojos y vi a mi amiga. Y sabéis que me pasó? De repente entendí o más bien por fin sentí en mis entrañas que la gran magia del esos códigos no es un recuerdo del mundo perdido. Es la vivencia aquí y ahora del mundo que existe. Del mundo y la sabiduría a los que tenemos acceso si nos conectamos con nuestro corazón, viviendo fuertemente anclados en nuestra preciosa Tierra. Lo que me inundó ya no era la nostalgia como antes, era el amor. El amor que sana todo.

La gratitud que siento a cada uno de vosotros que acudís a mí, o por las comunicaciones con las piedras o por las sesión de Sistema Crystal Turquesa y Zafiro es infinita. Sin vosotros mi camino sería mucho más difícil. Sin vosotros me costaría mucho sanar mis heridas. Espero poder devolverlos la misma entrega, honestidad y sabiduría la que me regaláis vosotros. Espero poder acompañaros con la misma delicadeza que lo hacéis vosotros.
GRACIAS

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