Un suspiro

Comunicación entre M. y el colgante de Ágata Musgo y Cuarzo.
Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a M. entre las nubes, cayendo a gran velocidad. Estaba muy contenta, nada de miedo. Que va, disfrutando como si hiciera caída libre o algún otro deporte de riesgo. Caía, caía… Me pareció que debería llegar a la Tierra pero no la veía. Todo estaba lleno de nubes. Blancas y luminosas pero había tantas que no se veía nada más. En ese momento empezó a activarse su Cuarzo. De verdad me es muy difícil explicarte bien que pasó.
M. hizo la sanación a través de los Códigos de Luz y en la primera sesión la liberaron de una energía externa que percibía yo como un “cacho de metal” entre sus vertebras. Por supuesto ya no estaba pero ese sitio era como si tuviera cicatrices y por eso lo sentí muy rígido. La energía de Cuarzo empezó a empujar todas las densidades que estaban por allí. Estiraba las células y las llenaba de luz toda la zona de la nuca hasta el cerebelo. Llenar el cerebelo de luz no era la tarea fácil. Lo veía como un desafío entre dos serpientes, una negra y otra blanca. La blanca expulsó finalmente la negra y el Cuarzo llenó entonces todo su cuerpo de luz brillante y blanca. Pienso que ese colgante se ha convertido en un talismán muy poderoso de una energía muy elevada donde no hay sitio de las dudas quien manda. Es la fuerza de luz, concentración, y sabiduría.
Ágata Musgo como si quisiera dulcificar la fuerza de ese Cuarzo tan poderoso. Vi que su energía rodeó el corazón de M. que se llenó de pequeñas flores blancas, delicadas y preciosas. Sentí el frescor de la primavera. La conexión con la Tierra y con la vida. Un suspiro después de hacer buen trabajo, reconocido y valorado. Paz que hace que la luz nos arropa e ilumina en lugar de deslumbrarnos.

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