El Rey

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Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación vi a J. sentado en un trono hecho de una robusta piedra. J. tenía aspecto de un rey muy, muy viejo. Con una barba blanca y larga, pelo un poco desordenado, con corona puesta en la cabeza. Estaba dormido. Parecía como si no se hubiera movido desde hace mucho tiempo. Si te fijabas bien se notaba telarañas alrededor de él. Delante de él apareció la energía de su piedra en forma de un hombre joven. Extendió las manos y mandó hacia J. una nube de unas criaturas muy curiosas. Eran como abejorros con los cuerpecitos de color de la piedra pero tenían unas alas grandes y preciosas que opalizaban al moverlas. Esa colorida nube se acercó a J. Los abejorros mágicos empezaron a acariciar todo su cuerpo, especialmente la cara, dándole suaves caricias. Poco a poco el rey viejo abrió los ojos. Al principio su mirada estaba un poco perdida pero finalmente consiguió fijar la vista en el hombre que estaba delante de él, en la energía del mineral. El hombre jaspe sonrió y con una voz muy suave y delicada como si entendiera que J. acababa de despertarse empezó a explicarle: “Eres un gran Sabio. No te despierto porque necesitas aprender alguna cosa fuera de ti. Ya has aprendido muchísimo. Te despierto porque tú mismo te has encerrado en un sueño para protegerte. Pero ese sueño se ha convertido en una prisión.” Los abejorros mágicos seguían acariciando a J. Sintió como en su interior se despertaban emociones. No todas le daban felicidad. Sus ojos se llenaron de lágrimas. El mineral continuó: “Eres un Mago. Eres un Alquimista. Eres un Rey. Pero se te ha olvidado que todo es sabiduría! Incluso lo que aparentemente hace daño. Al sentir el dolor poco a poco habías dado la espalda al aprendizaje que estaba escondido detrás de él. Poco a poco te caíste en un sueño profundo. Y olvidaste quien eres. Y tú eres un gran Sabio. ¡Vuelve a integrar la sabiduría que llevas dentro! Despierta para poder expresarla y vivir tu vida como una persona entera!” Cuando la piedra hablaba el aspecto del J. estaba cambiando. Con la ayuda de abejorros mágicos estaba rejuveneciendo. Su cara había cambiado tanto que casi no se veía el rastro del viejo rey sino una cara del rey joven, lleno de fuerza y alegría. Se levantó del trono con una gran sonrisa. Empezaron a aparecer varios animales acudiendo a su llamada y reconociendo su poder. J. levantó la mano y chasqueó los dedos. La gran sala se convirtió en un frondoso bosque. Sentía por dentro que había integrado en sí mismo las dos facetas suyas. La que crece y la que mengua, la que se expande al mundo y la que va pa dentro hacia su oscuridad. El hombre Jaspe sonreía también. Se inclinó y pidió: “Rey mío, me acompañas a dar una vuelta? Me encantaría hablar contigo para aprender de tu mundo.” J. se acercó a él y luego empezaron a caminar entre los árboles.

Maestro

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Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación vi a J. en el bosque sentado al lado de una pequeña hoguera. Sentía que hacía un descanso después de un trabajo duro pero muy satisfactorio. Parecía que estaba encima de una colina. Delante de él se veía un paisaje muy bonito bañado por la luz del sol. A su lado apareció la energía de Sodalita que en ese momento tenía la forma de un hombre. Tal como J. estaba contemplando el paisaje. En un momento dijo: “Bueno ¿y ahora qué? ¿Te parece que el trabajo ya ha terminado?” J. miró sorprendido a la energía de la piedra. Si efectivamente le parecía que el trabajo ya había terminado. La piedra continuó: “Un trabajo ya ha finalizado. Tienes razón. Mereces un descanso. Pero no es el fin. Ahora te esperan nuevos retos, nuevos desafíos.” La energía del mineral se situó en su plexo solar. El rayo del azul índigo empezó a proyectarse fuera. J. extendió sus manos y encima de ellas apareció un libro. Antiguo, con una preciosa tapa de cuero. Sus hojas parecían de pergamino y estaba lleno de maravillosos dibujos. J. no entendía bien de qué se trataba. Sodalita susurró a su oído: “No tienes que aprender nada más. Ya tienes toda la sabiduría necesaria para ejercer como maestro. Pero te frenan tus propios miedos e inseguridades. Has caminado mucho y has aprendido de tus experiencias. Ahora toca compartirlo con otros. Por un lado lo quieres pero por el otro no confías en ti mismo. ” J. levantó la vista. Se dio cuenta de que estaba rodeado de varios elementales que le miraban esperando que empezara a contarles las historias. Le invadieron las dudas. No quería que otros pensaran que era mejor que ellos. Tenía dudas de compartir lo que sabía porque le parecía que de esa manera se convertiría en una persona soberbia que miraba a la gente desde arriba sintiéndose. Sodalita puso la mano en su hombro: “Lo que sientes en este momento es lo que tienes que vencer para avanzar. Es tu propio demonio. Yo te diré que veo en ti. Veo a un sabio maestro que entiende que no enseña nada. Sabe que lo único que hace es despertar la sabiduría dentro de la gente que le rodea. Eres el sabio que entiende que es solo una herramienta que hace posible que la gente recuerde su propia sabiduría y encuentre su potencial. Pero ese Maestro Interior tuyo todavía está tapado por tus inseguridades.” J. dijo en voz baja: “No quiero perder lo que tengo. No quiero encerrarme en una aula.” La piedra resopló: “Lo ves? Justo ese tipo de pensamientos te frena. Aquí donde estás, entre tus árboles, puedes crear la academia de la vida. Puedes ejercer de maestro justo aquí.”
A J. le rodeó la energía de Cuarzo Rosa. Estaba vibrando en su cuerpo físico, en cada célula, y también en su aura rodeándolo de una esfera rosada. En su interior sintió el mensaje de la piedra. “Te ayudaré a ver la verdad de ti mismo. Las grandes batallas pasan dentro de nosotros mismos porque no hay adversario más listo y astuto que nuestro ego. Irradiaré la luz de la verdad y el equilibrio alrededor de ti para que veas tu maestría. Los otros ya la ven y acuden a ti. Ahora toca que tú mismo creerás en el Maestro que llevas dentro.”

La placenta

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Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación me pareció ver a G. de pie. Tenía las manos extendidas y encima de ellas estaba la placenta que se unía con su cuerpo a través del cordón umbilical. Se activó la energía de Cuarzo Ahumado. Envolvió con su luz la placenta e hizo el efecto como de una lupa. G. pudo ver la placenta desde otra perspectiva. La notaba como un paisaje montañoso con algunas laderas muy empinadas. Allí estaba la madre de G. intentando escalar. La imagen era curiosa porque llevaba ropa elegante, es decir algo más adecuado para una reunión oficial no para escalar. Pero en las manos tenía todo el equipaje necesario y justo estaba poniendo un clavo en la roca. G. la miró y dijo: “Mama, por favor, no lo hagas, es mi cuerpo!” Su madre la miró sorprendida como si no entendiera nada de nada. Respondió frunciendo el ceño: “No! No es verdad. Este es mi cuerpo!” No había ninguna mala intención en eso. De verdad parecía que creía profundamente que ese era su cuerpo y que no hacía nada incorrecto. G. no se sentía capaz de explicárselo. Su madre volvió la mirada hacia la montaña y reanudó los preparativos para subirla sin hacer más caso a su hija. En ese momento aparecieron los ángeles. Crearon una esfera de luz blanca. Era muy suave, como si fuera hecha de las plumas blancas y luminosas. Empezaron a cantar. La madre de G. se detuvo. La invadieron las emociones no reconocidas durante mucho tiempo. En su vida nadie le había expresado tanta ternura como los ángeles en ese momento. Estaba sorprendida y confundida. Miró a su hija y susurró: “No sé qué decirte… No tengo nada para decirte.” Ese vació que sintió, hizo que rompió a llorar. Dejo de intentar anclarse en la placenta que unía su hija con su nieta. Los ángeles seguían cantando. La esfera luminosa se convirtió en un vehículo que se elevó y la llevo fuera. G. otra vez estaba de pie mirando la placenta. La energía de Cuarzo Ahumado la llenó entera y reestablecido la unión que con la hija que lleva en su barriga. G. miraba a su hija. Su voz resonó en su cabeza: “Habla conmigo, mama! No cometas los errores de la abuela. Permítete sentir! Eres humana. No te juzgues. Cuéntame todo!”
Sentí la energía de Fluorita que poco a poco se despertaba. Creó una mesa en la que estaban sentados G. junto con sus hijos jugando a algún juego de mesa. Fluorita le dijo: “Mira, yo te ayudaré a crear un espacio dentro de ti en el que puedas estar con tus hijos. Ellos van y vienen pero tú siempre les ofreces la mesa donde pueden nutrirse, donde pueden pasar bien el tiempo, donde pueden sentirse como en su casa. Tú eres ese espacio de conexión. Yo te ayudaré a sentir que todo tu cuerpo es un espacio de conexión, de libertar, de apertura al amor.”

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El telar

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Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a E. con unos auriculares gigantescos. A mi lado estaban las energías de los tres minerales. E. sonrió muy contenta y gritó tal como lo hacen las personas que están escuchando algo por auriculares y creen que no se les oye: “Estoy muy contenta de veros.” Los minerales se miraron uno al otro sin decir nada. Sabían que E. con esos súper auriculares encima no les iba a escuchar. Viendo sus caras E. se dio cuenta de lo que pasaba y los quitó. Estábamos en su cocina y ella comenzó a preparar una merienda para todos. Estaba contando algo pero su voz poco a poco iba desapareciendo hasta no poder oír nada de nada de lo que decía. Ella ni se dio cuenta de eso. Seguía hablando. Los minerales se miraron otra vez uno al otro y se sentaron alrededor de una mesa. Rodonita pregunto: “Chicos, qué hacemos? Así no vamos a conseguir nada. Hay que ayudarle a salir de ese bucle. Ayudarle a entender la diferencia entre escuchar y oír, entre comunicarse y hacer ruido.” Los tres minerales vieron la vida de E. como a una tela en un telar antiguo que había aparecido en la mesa. Todos los hilos estaban entrelazados, con muchos nudos. Los colores eran muy bonitos pero no seguían ningún diseño en concreto. Incluso parecía difícil continuar tejiendo porque todo estaba en un gran desorden. Los minerales estaban debatiendo cómo ayudar a E. y poco a poco trazaron un plan de rescate para su tejido. Al principio actuó Cuarzo Rosa. Dijo: “Yo reforzaré el hilo conductor de su vida. Que es ni más ni menos su alma.” En ese momento me pareció ver a E. en un bosque de abedules. Me sorprendió esa imagen porque no son los árboles comunes por aquí. Había mucha niebla blanca que envolvía muchos troncos blancos con sus características rayas negras. E. estaba muy emocionada. Le encantaba ese espacio pero al mismo tiempo se sentía un poco perdida porque no sabía a dónde dirigirse. La energía del Cuarzo Rosa susurró a su oído: “No hace falta que vayas a ningún sitio! Solo abraza a uno de los abedules! El abedul de tu alma. Mi energía junto con la suya estará en tu timo para que puedas renovar tu energía. Empieza de nuevo. Empieza desde la solidez, belleza y frescura de tu alma! Vuelve a ti! Vuelva a tus inicios!” E. abrazó un esbelto árbol. Miró su blanca corteza y luego con templó sus finas hojas del verde clarito. Sonrió y guardó silencio sabiendo que estaba en el templo de su alma. Otra vez percibí la imagen de las tres piedras alrededor de la mesa con el telar encima. “Ahora nuestro turno” dijo Rodonita mirando a Sodalita. A ver –continuó-mira E., yo te ayudaré a discernir. A elegir qué hilos son importantes y cuáles no. No es necesario que todo lo que te llega forme parte de tu vida. Hay hilos que no necesitas. Hay hilos que hace falta cortar. Para saber cuáles son tienes que utilizar tu corazón. Él te guiará. Y yo te conecto con tu corazón.” Su energía se situó en el corazón de E. En ese momento sentí la energía de Sodalita que envolvió todo su cuerpo. Dijo: “Yo te doy la destreza en hilar. Mira, es como si Rodonita te dijera “qué” y  yo “cómo”. Por eso vibraré en tu cuerpo físico y en tu cuerpo mental. Cuando sientas que el caos empieza a dominar en tu vida, cuando las situaciones empiezan a superarte coge ese colgante! Primero conecta con el Cuarzo Rosa y tu abedul para volver a ti, volver  a la vibración pura de tu corazón. Luego conecta con Rodonita para discernir qué enseñanza lleva la situación y elegir si la integras o simplemente con la fuerza de tu corazón le cierras la entrada a tu vida. Si la aceptas conecta conmigo y juntos encontraremos la manera de introducirla como un hilo a tu vida. Así crearás un tejido precioso. El tejido que será la obra maestra de tu vida.”
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La Estrella Polar

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La primera imagen me impactó. Vi a S. enfrente de una pared blanca. Daba golpes contra esa pared con la cabeza. Cada vez más fuerte. Cada vez más desesperada. La pared se hizo roja de su sangre. A su lado apareció la energía de Sodalita. Puso la mano en su hombro. Ella dejó de dar golpes y miró sus manos llenas de sangre que caía de su cabeza. S. quería decir que estaba muy cansada pero no dijo nada. Sodalita también guardó silencio. Se sentaron en el suelo. La energía de la piedra envolvió a S. Estaban sentadas así un buen rato como si S. necesitara mucha energía para recuperarse. Finalmente Sodalita comenzó a hablar: “Ves tu vulnerabilidad como algo que hace falta vencer. Que hace falta superar. De esta manera siempre estarás enfrente de una pared irrompible. Tu vulnerabilidad no es ni buena ni mala. Simplemente es. Como la vida no es ni buena ni mala simplemente es. Vive tu vulnerabilidad como algo natural. ¡No la juzgues! ¡No intentes entenderla! Solo vívela! Forma parte de ti. Si miras tu mano, no te haces la pregunta porque la tienes, ¿verdad? Simplemente la utilizas. Con tu vulnerabilidad pasa lo mismo. Es la fuente de quien eres. La verdad es que no existe ninguna pared. Solo eres tú.” La energía de la piedra fluía a través de todo el cuerpo de S. que de repente se dio cuenta de que estaba nadando en el universo sin limitaciones. Sin barreras. Solo era ella y millones de estrellas. Sintió en su frente una estrella. Era la energía de Piedra Luna que se colocó allí. Y desde su frente proyectaba su luz al universo. S. vio que estaba caminando, por la noche bajo el cielo estrellado. Enfrente de ella brillaba la Estrella Polar. S. oyó la voz del mineral: “Te doy el norte. Te mostraré el camino. Pero lo que tienes que entender que de verdad no soy yo quien te muestra el camino sino eres tú misma. Te puedes guiar a ti misma si te permites entender que eres una estrella que brilla.” S. seguía la luz de la Estrella Polar recuperando la calma y tranquilidad. El aire era fresco y ella con cada paso disfrutaba más. Su mente poco a poco se calmó y ese dolor que sentía de difuminó. De repente vio un ser que se acercaba volando. Supe que era la energía que se manifestaba a través del Cuarzo. Era el Dragón Blanco. Aterrizó al lado de S. Ella al verlo se emocionó y otra vez sintió el dolor. Empezó a llorar disculpándose por haber fracasado. El Dragón Blanco meneó la caza y dijo: “No entiendo porque te castigas tanto. Es muy humano, muchos lo hacéis. Pero no tiene sentido. Todo lo que has hecho era perfecto. Todas la decisiones que has tomado eran las mejores que has podido tomar. Todos los pasos eran correctos. Yo vengo a darte las gracias y acompañarte como un amigo. ¡Disfruta de la luz de las estrellas! ¡Disfruta de ese inmenso paisaje! ¡Camina conmigo y solo siente!” S. suspiró y no derramó ninguna lágrima más. Cogió el aire fresco y deleitó su mirada con el paisaje. Caminó en silencio al lado del Dragón Blanco hacia el norte. Hacia su estrella.

El profesor

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Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación vi a V. en una aula vacía. Estaba sentado en un escritorio del profesor rellenando algunos impresos. Muy concentrado en su trabajo ni se dio cuenta que desde su sombra empezaron a salir sus miedos, inseguridades, dudas etcétera. Todo lo que no quería reconocer de sí mismo. Tenían aspecto de unos alumnos gamberros. Se sentaban en los pupitres mirando al V. fijamente. Pero ese ni levantó la cabeza. Finalmente empezaron a hacer ruido, decir unos comentarios poco amables y tirarle las bolas de papel para llamar su atención. V.se levantó furioso obligándoles a gritos que se callaran y respetaran su autoridad. Pero eso solo hizo la situación más tensa. Uno de sus alumnos se acercó a él con cara de poco amigo. En ese momento se activó la energía de Cuarzo Ahumado. Me pareció ver como su energía envolvía toda esa situación, toda la clase. El espacio se hizo mucho más grande alejando a V. profe severo de su alumno rebelde. Cuarzo Ahumado dijo a V.: “No te das cuenta de que ese rebelde y mal educado niñato eres tú mismo, verdad?” V. respondió enfadado: “Que va!!!!! Yo no soy así. No sé de qué me estás hablando.” Cuarzo Ahumado con mucha paz continuó: “Quizás me haya expresado mal. No es que seas tú. Es una parte tuya que no reconoces pero existe. De verdad el profe severo y el alumno gamberro es la misma energía expresada en sus extremos. Ni uno ni el otro eres tú de verdad. Te quiero acompañar en el camino hacia tu centro. Ven conmigo!” La esfera de Cuarzo Ahumado cada vez se hacía más pequeña y la distancia entre el V. profe y V. alumno disminuía también. Los dos se transformaban y cuando V. sintió la energía del Cuarzo Ahumado en su corazón se dio cuenta de que estaba de pie apoyado al escritorio mirando a sus alumnos que estudiaban en silencio. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Susurró al Cuarzo Ahumado: “Me da vergüenza llorar.” Y ese le respondió: “No te da vergüenza llorar. Te da vergüenza reconocer que eres un maestro demasiado severo contigo mismo. Te da vergüenza reconocer tu vulnerabilidad. Pero la verdad es que sentirla te da tanta satisfacción que tus ojos se llenan de lágrimas de emoción. Cuando ves tus miedos rebeldes con los ojos del maestro sabio y comprensivo se convierten en los alumnos aplicados. Y eso te emociona. No tengas vergüenza de tus emociones.” Sentí al lado de V. la energía de Jade. Le llenó de la energía verde de la sabiduría templada y tranquila. V. de verdad disfrutaba de estar en su aula donde observaba con compasión a sus alumnos que habían salido de su sombra para aprender y gracias a su acto de valentía de verse vulnerable y sensible lo estaban consiguiendo. Jade parecía darle palmaditas de aprobación en la espalda y abrazarle para que se permitiera, de verdad, sentirse a gusto con las emociones que le invadían.

Linaje

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Todas las imágenes de esta comunicación estaban bañadas en la luz decolor violeta. Como si todo se filtrara a través de la energía de Amatista. Lo primero que sentí era la presión en la garganta y la sensación que de alguna manera eso estaba relacionado con algún asunto familiar. Me pareció ver a través de los ojos de M.Tenía las manos extinguidas mirando dos imágenes suyas encima de ellas. Eran dos M. diminutas, luchando una contra la otra. Tenían el aspecto del Antiguo Egipto, de suma belleza pero al mismo tiempo se sentía que la lucha era real y se trataba de matar. Oí la voz de Amatista a modo de explicación: “Dentro de  M. existe una lucha. Como si sus pensamientos se rechazaban uno al otro. Pero al mismo tiempo cada uno de ellos tiene su razón, lógica y verdad.” La imagen cambió. Vi enfrente de M, a la altura de su cuello una larga fila de mujeres. Se veía la cara solo de la primera. Tenía una expresión muy seria. En sus manos llevaba una cinta de color violeta. Mirando seriamente a los ojos de M. puso esa cinta en su cuello e hizo un lazo apretándole mucho. Mi primera intención fue pedir permiso para deshacer ese lazo para que M. pudiera respirar pero la Amatista dijo: “Si la obligas a hacer eso,es como si no lo hiciera. Es ella la que tiene que deshacerlo. Y todavía ni siquiera lo quiere porque no se da cuenta que puede hacerlo.”La energía de Amatista se expandió. Sentí el código Unión Sagrada con su espiral muy marcada a la altura del timo. La luz violeta iluminó el bajo vientre de M. Me pareció ver a ella encadenada. Tenía una mano sujeta a uno de sus ovarios y la otra en el otro. Se parecía a Jesús en la cruz. Gritaba desesperada.Amatista continuó: “Dentro de ella hay una lucha, hay un dolor. Pero cuántos se dan cuenta de ello? Siempre tan bien educada.Siempre tan correcta. Siempre mostrando solo su sonrisa.” Y se dirigió directamente a M. mirándola profundamente en los ojos:“Deja de intentar sanar todo! Y si te digo que te haría bien mandar a la mierda tu linaje? Tanto hurgar en las heridas… Y dónde estás tú? Manda todo a la mierda… Verás que gusto te dará eso…” M. sonrió al escuchar esas palabras tan poco educadas. Amatista le dio una cinta muy parecida a la que estaba atada en su cuello. Se deshicieron las cadenas y en ese momento M. y Amatista estaban sentadas en el espacio sagrado de su útero. M. miraba la cinta escuchando a la piedra. “Eres libre de hacer con ella lo que a ti te apetece! Úsala para recoger tu pelo rebelde o prepárate una pulsera o una tobillera. Crea una espiral con ella que ni tiene inicio ni final que es un símbolo de continuum de la experiencia. Ha llegado el tiempo de que te sientas libre de verdad! Ahora decide qué quieres hacer con la cinta que ata tu voz.” Vi otra vez a M. mirando la fila de mujeres. Aunque la cara de la primera mujer seguía muy seria sus ojos habían cambiado. Expresaban una atención intensa, llena de esperanza. M. deshizo el lazo y miró sus manos. Vio a las chicas luchando pero al final del combate empezaron a riese abrazándose como dos amigas que simplemente estaban entrenando juntas. Levantó la cabeza. Vio que las mujeres de la fila habían salido de ella. En ese momento pudo verlas, no se tapaban una a otra. Todas empezaron a aplaudir. La primera sonrió con lágrimas en los ojos y excusándose dijo: “Lo siento. Solo era una prueba.” Cada una de las mujeres se acercaba, abrazaba a M. y desaparecía. M. estaba muy emocionada. Amatista le dijo: “No será tan rápido pero puedes hacerlo. Solo tienes que mirarte a ti más. Reírte contigo misma más. Relajarte, deja de intentar ser perfecta porque ya lo eres.” Sentí otra vez el código Unión Sagrada. Percibí al lado de M. a María Magdalena. Sonrió a M. y preguntó: “ “Teapetece dar una vuelta conmigo. “Las dos empezaron a caminar. En paz y tranquilidad.
!!!! El código Unión Sagrada está canalizado por Ornai Pleyades y Kai Luz de Sirio de quantumholoforms.com y forma parte del sistema de los Códigos de la Diosa

La voz

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Después de pedir permiso para abrir un canal de comunicación me pareció ver a L. y a una niña. Estaban sentadas una enfrente de la otra. Las veía desde arriba. Detrás de L. percibí a muchas mujeres que creaban su linaje. Detrás de la niña estaban en fila Unicornios y Pegasos. Se activó la energía de Rodonita. Susurró a L.: “ Tu niña necesita el sonido. Necesita tu voz sincera y clara. Es lo que la va a anclar en esta Tierra.” Vi a L. tumbada. La energía de Rodonita estimulaba su chakra garganta para que se liberara de todo lo que ocultaba su voz. El impulso salía de L., era su necesidad de expresar su inocencia, su verdad. Luego lo recogía Rodonita formando una espiral rosada. Elevaba su voz y luego envolvía su barriguita como si fuera la manta de color rosa caliente y agradable. Rodonita continuó: “Tu bebe necesita tu voz. Da igual qué palabras le dirás. De verdad no necesita palabras concretas. Necesita tu sonido.Así percibirá tu vibración y se sentirá acogida. Además eso te hará responsable de expresar tu verdad. ¡No mientas nunca más!” La Imagen cambió. Me parecía ver a L. de edad doce quizás trece años. Estaba en su habitación. La energía de Cuarzo Ahumado tocó a la puerta. Entró y se sentó en la cama a su lado. L. estaba desconcertada. Parecía que la energía del Cuarzo Ahumado llevaba consigo la energía de la familia o de algún familiar en concreto. Aunque veía a L. como a una niña me parecía que percibía su energía de ahora que se sentía abandonada o mejor dicho decepcionada por cómo había actuado su familia. Una voz dijo muy suave: “No sabíamos hacerlo mejor.” Vi a L. adulta con la esfera de Cuarzo Ahumado en sus manos. Tenía ganas de llorar. Dijo:“Lo único que siento es vacío.” Miró a la esfera del Cuarzo Ahumado y entonces sintió en su interior la energía de la MadreTierra. Le envolvió ese mensaje: “Soy Gaia. Soy tu madre. Soy tu familia. Soy tú. No existe un agujero que no pudiera rellenar el amor que siento por ti. Necesitas sentirme. Necesitas sentir la vida en lugar del vacío porque ahora tú eres la madre. Si actúas desde tu vacío te desequilibrarás y usarás a tu niño para llenar tus carencias. Pero si entiendes que el vacío no existe porque yo, estoy contigo siempre, serás una madre abundante de amor, alegría y felicidad. Siénteme a través de ese mineral. Y ve la luz en la oscuridad.” Me pareció que a L. le fallaron las piernas pero sujetó el bastón de Cuarzo Transparente. Se levantó sintiendo su energía. Le cogió con fuerza. Le traspasó un rayo blanco y se le abrieron las alas. Sentí otra vez la voz de Gaia: “Tu expansión consiste en anclarte en la Tierra y abrir tus alas al mismo tiempo. Ya es la hora. Todo irá bien.”

Armageddon

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Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a T. en un tubo traslúcido muy estrecho. Fuera rugía un tornado. Llovía a cantaros. Las nubes estaban muy negras y parecían tocar la Tierra. Como en las películas, los coches y árboles estaban volando a causa del viento muy, muy fuerte. T. estaba de pie porque en el tubo no había casi espacio libre. Se oyó la voz de Jaspe Rojo que se presentó como un hombre joven con la cara burlona. Dijo con la sonrisita: “ No es para tanto, no crees?” T. le miró sorprendida. Parecía que la rodeaba Armageddon y él le decía “no es para tanto”?. Miró otra vez a su alrededor. Destrucción total. Jaspe Rojo subió las cejas y se acercó a ella preguntando: “Pero… de verdad crees que te rodea un huracán? Aquí? ¿Ahora? De verdad crees que es real?” T. empezó a dudar. Quizás Jaspe Rojo tuviera razón? Todo parecía un poco demasiado dramático. El mineral siguió: “ Y si solo te da miedo salir de aquí? ¡Sé sincera contigo misma, por favor! Aquí te sientes muy agobiada. La opresión es casi palpable. Piensa por qué no sales?” T. después de un largo silencio dijo con una voz muy baja: “Porque tengo miedo.” “De qué tienes miedo” insistió Jaspe “De estar sola” respondió Teresa con la voz casi inaudible. Jaspe Rojo la abrazó. Su actitud cambió. Era muy suave y cariñoso. Finalmente mirándole a los ojos dijo: “ Y no te das cuenta de que aquí, ya estás sola.” T. miró alrededor, sabía de Jaspe Rojo tenía razón. Asintió diciendo: “Cómo puedo abrir ese tubo? No veo ninguna puerta ni agujero.” La piedra susurró a su oído: “Con la fuerza de tu voz.” T. cerró los ojos. Sintió la energía de Jaspe Rojo en su garganta. Sintió como la llenaba de fuerza para que expresara lo que sentía de verdad. Abrió los ojos. El tubo ya no existía. La rodeaba un precioso prado lleno de flores y zumbido suave de los insectos. Nada del viento huracanado. T. tenía ganas de llorar dijo: “He perdido tanto tiempo.” El Jaspe Rojo movió la cabeza expresando que no estaba de acuerdo con ella y dijo: “No has podido llegar aquí antes! Todo tiene su momento y ritmo perfecto!!” Su energía se colocó en el bajo vientre de Teresa llenándola con la energía de pasión por la vida. Ella miró al Jaspe preguntando: “Pues, finalmente no hace falta que vaya a ninguna parte? Todo está tan bonito aquí.” Se sentó en la Tierra. La energía de Sodalita recorrió el mismo camino que la del Jaspe. Primero se colocó en la garganta diciendo: “A la fuerza del Jaspe Rojo yo añado la suavidad porque hace falta expresar siempre nuestra verdad pero es imprescindible hacerlo con mucho amor”. Luego se puso también en su bajo vientre y añadió: “ Te das cuenta de que el rojo y el azul juntos crean el violeta? El color alquímico, el color de sanación y transmutación. Vive de acuerdo de tu color, con la fuerza del rojo y templanza del azul creando nuevo color.” T. se tumbó en la tierra. Estaba feliz y tranquila. Sabía que estaba donde tenía que estar. Solo le hacía falta encontrar la fuerza de su voz para expresar su verdad y la alquimia de su cuerpo para sentirse parte de un todo.