Ya
sabéis que soy comunicadora con el Reino Mineral. Pero una varita no es
solo el mineral. Cuando vino Eva y me dijo que esa varita tenía una
historia por contar reconozco que me costó mucho ponerme a trabajar.
Pero realmente esa varita quería contarnos algo. Y lo que me contó os
comparto ahora.
“Hace mucho, mucho tiempo hubo gente con los corazones abiertos y sentidos
agudos. Sus sentidos les permitían percibir mucha vida más allá de las
apariencias y limitaciones. Y su corazón les permitía aceptarla y
honrarla. Pero llegó tiempo cuando esa gente entendió que los tiempos
estaban cambiando. Que las personas empezaban a sumergirse en el Olvido.
El Olvido que no solo se refería a lo sutil que les rodeaba. El Olvido
todavía más triste. El Olvido de su esencia.
La gente de corazones
abiertos veía que se acercaban las nubes aunque todavía brillaba el sol.
Veían nubes del Olvido en el horizonte. Pero sus corazones eran
valientes. No querían ser solo observadores. Por eso acudieron a un
lugar donde siempre sentían mucha conexión. Conexión con la Tierra y
todos sus guardianes, con toda la vida que les rodeaba. Ellos no querían
olvidar. Ni en esa vida ni en las otras. Respetaban el camino de cada
alma pero sabían que eran necesarios los faros. Que en alguna vida
pudiera que el alma quisiera recordar. Y querían poder mantener los
faros que permanecerían encendidos vida tras vida.
Pero no sabían
cómo hacerlo ni como deberían ser esos faros. Por eso allí, en el sitio
del portal entre los mundos densos y sutiles pidieron ayuda. Y la
recibieron. Les respondió una conciencia. No fue ni un Dios, ni una
Diosa, niun Deva, ni un Espíritu. Sintieron la Madre Tierra, con toda la
vida. Y esa vida tenía una conciencia unificada aunque cada unidad
también tenía la suya. Sus corazones se llenaron de gracia. Sintieron
también que no había ningún faro fuera de ellos mismos. Que cada uno de
ellos, fue ese faro que anhelaban encontrar. En cada una de sus células
se inscribió y firmó la alianza. La alianza y unión entere los mundos.
La misión de mantener la luz viva y brillante aunque los tiempos se
pusieran oscuros. Sus cuerpos mantendrían la luz para siempre, pase lo
que pase, vida tras vida. Manteniendo una alianza entre los mundos.
Recibieron esa misión en la profunda humildad, el infinito respeto y la
confianza que desbordaba sus conciencias humanas.
Y recibieron
también los guardianes porque su cometido no era fácil. Cada uno de
ellos desde ese momento llevó un guardián muy especial que abrazaba su
alma y la sostenía cuando las nubes ahogaban con su color gris.
Puede que tú también seas uno de los que firmaron la alianza entre los
mundos. Siente tu misión y siente un gran orgullo. Mantienes la luz de
conexión y todos te honramos por eso. Porque fue tu propia valiente
decisión.
Sabemos que a veces se te olvida lo grande que eres. Pero
nosotros no te olvidamos nunca. Porque firmaste la Alianza. Y si
nosotros no la olvidamos, tú en tu corazón también la sentirás.
Gracias”