En una de las sesiones de códigos Turquesa Zafiro al trasmitir el Código Contemplación vi a la chica, que recibía la sesión, subiendo una montaña. Era una montaña muy alta, como en Himalaya. Hacía un tiempo muy malo, nevaba y soplaba el viento. Todo el paisaje era gris y hostil. Pero ella con persistencia, poco a poco hacia su camino. Ya a lo alto de la montaña encontró una cueva. Entró en ella y el rugido del viento disminuyó. Se sentó, cerró los ojos. Pienso que conectó con el códigos Contemplación. Desde su corazón y las manos empezaron a salir colores, como un arco iris. Llenaron la cueva. Y luego llenaron los alrededores de la cueva. Y seguían pintando todo de color. Hasta llenar todo lo que se veía de color, como si de repente hubiera venido la primavera con sus flores, olores y zumbidos de insectos.
Y la chica seguía en la montaña de Contemplación creando todo ese milagro.

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