La Tierra

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Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación vi a C. vestida como campesina del siglo pasado. Llevaba falda larga y en la espalda envuelto en un pañuelo estaba el niño.  Ella tenía una herramienta en la mano con la que intentaba labrar el campo. Pero parecía imposible. Sus esfuerzos no daban ningún resultado. Estaba agotada pero sin cesas daba golpes con su simple herramienta intentado cavar un agujero para poder plantar. Sentí la presencia de un aspecto más elevado de C. que lo observaba. Sus ojos estaban llenos de lágrimas. Dijo: “Hago todo lo que puedo pero mi tierra sigue siendo vacía.” Se activó la energía de la Cornalina y preguntó dónde estaba su tierra. C. se sorprendió. Se veía perfectamente el campo. Pues, parecía lógico donde estaba su tierra. El mineral hizo otra pregunta de quién era esa tierra. C. quería responder que era suya pero sus labios sin vacilar dijeron: “De mi familia.” La Cornalina abrazó a C. y le explicó: “El problema es que intentas trabajar la tierra que no es tuya. Es imposible. No te corresponde hacerlo. Por eso no ves los resultados. Es como frustrarte intentando abrir la puesta de los vecinos con la llave de tu casa. No es que la llave no funcione. Es que no es tu puerta. Y esa no es tu tierra.” La energía  de la piedra envolvió a C. cerrando sus ojos y concentrando su fuerza en su barriga. Desapareció el vestuario anticuado y el niño. La Cornalina susurró: “Ahora, ¡imagina tu tierra!” C. abrió los ojos. Estaba en el precioso jardín lleno de plantas y flores de varios colores. Se oía el suave susurro de alguna fuente. Había pájaros y varios insectos que parecían ser hadas. El mineral dijo: “Esta es tu verdadera tierra. Tu tierra, eres tú.” C. tenía ganas de llorar. Su jardín era precioso y mágico. 

Apareció la energía de Súper Siete. Se mezcló con la energía de C. que se convirtió en un felino de color violera. Un poco se parecía a un lince pero era más grande y esbelto. El Súper Siete le explicó: ¿Ves que preciosa es tu tierra? Es el jardín lleno de magia. No necesitarás esforzarte más si lo encuentras entro de ti. Yo te doy la calma y paz para que puedas descansar. Lo mereces. ¡Permítetelo!” C. convertida en el felino violeta buscó un lugar en la sombra del precioso arbusto lleno de flores blancas. Buscó la postura cómoda y se durmió sintiéndose segura y contenida por la magia de su propio jardín.

Cuando se despertó hizo unos estiramientos tal como lo hacen los gatos sintiendo que ágil se había vuelto su cuerpo. Se acercó la energía del Ágata Negra. En la mano sostenía una llave. Dijo: “Ahora reconoces dónde está tu tierra, cómo es y qué te aporta. Observa tus límites.” C. gato se dio cuenta de que había una valla que rodeaba su jardín. Era muy bonita, hecha del metal forjado de varias formas ornamentales. También había muchas rosas que aunque tenían flores preciosas también llevaban muchas espinas para no dejar entrar a nadie. Había solo una puerta. C. tenía la única lleve que la abría. El mineral continuó: “No deberías dejar entrar a todos a tu precioso jardín. Hay personas que no lo van a respetar tal como merece. Es tu jardín y yo no puedo obligarte a que lo honres poniendo limites. Pero te puedo ayudar a entenderlo. ¡Siénteme cuando necesites sentirte segura en tu jardín! Imagina preciosas rosas con espinas afiladas y a mí en la puerta. Si lo deseas protegeré la entrada.” 

Si deseas conocer el mensaje de algún mineral y recibir su sanación, escríbeme!

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