Corazón del Dragón

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La primera imagen que vi después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación me impactó. Vi a S. rodeada por las personas cuyas caras no distinguía que la golpeaban con fuerza.  Dejaron su cara deformada, sangrienta e hinchada. Sentí la energía de su Cuarzo Rosa. La miré preguntando por qué no actuaba, por qué permitía que esa gente le hiciera tonto daño a S. El Cuarzo solo dijo: “¡Obsérvalo bien!” Miré otra vez el espantoso escenario donde S. ya estaba de rodillas sin poder aguantarse de pie. Las personas desaparecieron. La mujer cogió el aire y se estremeció. Luego se levantó. Movió un poco su cuerpo como si quisiera recuperarse y dijo simplemente: “¡Más!” Aparecieron nuevas personas que empezaron a darle puñetazos. Miré desconcertada al mineral. Dijo: “Es que S. cree que así debería ser. Que debe dar totalmente todo de sí misma a los otros. No le importa que le hagan daño y que no respete sus límites. Se recupera y otra vez invita a las energías a que la invaden y la dejen casi sin aliento. Cree que eso exactamente es lo que debe hacer. De alguna manera incluso está contenta. ¿Sabes porque no le ayudo a abrir su corazón? Porque permitiría saquearlo. Abriría las puertas para todos casi invitándoles a robar sus tesoros más valiosos. Por eso no le muestro que verdaderamente le puedo aportar. Así la protejo.” Estaba claro que S. y su mineral necesitaban ayuda para poder establecer un vínculo real. En ese momento sentí el susurro de las alas. Delante de S. y el grupo de personas que la pegaban aterrizó el enorme Dragón Blanco. Gritó con la voz firme: “¡Basta!” Las personas desaparecieron. El Dragón abrazó con sus alas a S. y la acercó a su precioso y majestuoso cuerpo. La  mujer oyó el latido del corazón del Dragón. De repente se derrumbó como si permitirse la ternura y la caricia la hubiera dolido más que los golpes de la gente. Sintió mucha tristeza. Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas. Susurró: “¡Déjame! Tengo deuda por saldar.” Me pareció que era una cuestión kármica que llevaba ya varias encarnaciones intentando sanar. La voz del Dragó Blanco resonó en el interior de S.: “Te equivocas. Ya la has saldado muchas veces. Ahora creas otra deuda. La deuda que tienes a tu propia alma por no respetarte.” Se acercó la energía del Cuarzo Rosa. El Dragón la abrazó tal como lo había hacho con S. Lo que pasó luego fue muy mágico. La energía del mineral unió el corazón del Dragón con el de Sandra. Se hizo un símbolo del infinito que vibraba expandiendo el color rosado de la piedra. El mineral explicó a la mujer: “Siente el latido del corazón del Dragón en tu pecho! ¡Hónrate y respétate!”  La tristeza de S. se desvanecía poco a poco con cada pulsación que sentía. Percibía el latido del Dragón y al mismo tiempo sentía en su mano su Cuarzo que la apoyaba y sostenía.  Sabía que era el momento de empezar de nuevo. Delante de ella se abría un camino. Solo tenía que rendirse y reconocer que tenía el corazón del Dragón.

Si deseas conocer el mensaje de algún mineral y recibir su sanación, escríbeme!

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