Confianza

dav

Después de pedir el permiso para abrir el canal de comunicación vi a B. en la calle de una ciudad que parecía abandonada. Era de noche. Todas las ventanas parecían agujeros negros. B. tenía una pierna herida. La arrastraba intentando escapar aunque no se veía nada ni nadie que la persiguiera. De repente se activó la energía de la Amatista convirtiéndose en una muleta. B. se asustó y en lugar de utilizarla para apoyarse la tiró muy lejos. En el mismo momento apareció un hombre. Realmente era la energía de la Cornalina. Intentó sujetar a la mujer pero ella le empujó medio asustada medio enfadada. Por si fuera poco delante de ella apareció una silla de ruedas que representaba la energía del Cuarzo Verde. B. pensó que realmente el Universo se estaba riendo de ella. Se sintió ofendida. Ella misma sabía cuidarse perfectamente. No necesitaba que la llevaran en una silla de ruedas. Eso ya era demasiado. Casi grito: “¡Basta! ¿Qué está pasando aquí?” Todos los minerales cobraron las formas humanas. La Amatista susurró: “Solo queremos ayudar.” B. respondió con firmeza: “No necesito ayuda.” La Cornalina murmuró: “Ya lo vemos.” El Cuarzo Verde añadió: “Bueno. Pues, ¿quizás nos acompañes al parque? Solo para charlar un momento.” B. asentó con la cabeza y fueron al parque cercano. Se sentaron en un banco.

Primera empezó a hablar la mujer que encarnaba la energía de la Amatista: “Hay mucha guerra dentro de ti. Sueles esperar lo peor. Y lo peor suele venir.   Por eso intentas protegerte y huir a toda costa. No te pido que veas el mundo de color rosa porque no lo es. Pero tampoco es tan negro. Mi ayuda consiste en enseñarte como no esperar nada y dejar las expectativas.  Te ayudo a entrar en el Silencio.” La energía del mineral se colocó en el corazón de B. La mujer se dio cuenta  que siente una agradable sensación de calma y paz. Cogió el aire y se relajó.

La energía de la Cornalina la envolvió con su cálida energía. B. susurró: “Y ahora tú me vienes para que confiara en la gente. Ya te aviso, ¡no te pases! Conozco a las personas. Sé que puedo esperar de ellas.” La energía de la Cornalina se colocó en la barriga de la mujer.  Luego oyó su voz en su interior: “No te pido tanto. Lo que quiero despertar dentro de ti es la Esperanza. Abrir una brecha para que por lo menos puedas ver la luz en la oscuridad.” B. se dio cuento de que la noche se terminaba. Empezaron a cantar los pájaros y los primeros rayos del Sol habían iluminado las hojas de los árboles del parque. Sintió su calor en la cara y en todo su cuerpo. Sintió la Esperanza.

El Cuarzo Verde susurró: “Te puede parecer mentira pero nunca estás sola. No hace falta que lidies con todo en solitario. Pide ayuda al Universo. Yo te aporto la Confianza que todo irá bien.” B. por un lado tenía ganas de decir a todas esas locas energía que estaban equivocadas en todo pero se sentía tan bien que no dijo nada. Sentía el Silencio en su corazón, la Esperanza en su vientre y la Confianza que llenaba todo su ser. Miró su pierna. Ya no estaba herida. La ciudad que antes parecía abandonada poco a poco se llenaba del movimiento de la gente que se estaba despertando. B. respiró el aire fresco de la mañana. Se levantó y con paso lento y firme se fue a la ciudad para conocerla de verdad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.