El telar

Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a E. con unos auriculares gigantescos. A mi lado estaban las energías de los tres minerales. E. sonrió muy contenta y gritó tal como lo hacen las personas que están escuchando algo por auriculares y creen que no se les oye: “Estoy muy contenta de veros.” Los minerales se miraron uno al otro sin decir nada. Sabían que E. con esos súper auriculares encima no les iba a escuchar. Viendo sus caras E. se dio cuenta de lo que pasaba y los quitó. Estábamos en su cocina y ella comenzó a preparar una merienda para todos. Estaba contando algo pero su voz poco a poco iba desapareciendo hasta no poder oír nada de nada de lo que decía. Ella ni se dio cuenta de eso. Seguía hablando. Los minerales se miraron otra vez uno al otro y se sentaron alrededor de una mesa. Rodonita pregunto: “Chicos, qué hacemos? Así no vamos a conseguir nada. Hay que ayudarle a salir de ese bucle. Ayudarle a entender la diferencia entre escuchar y oír, entre comunicarse y hacer ruido.” Los tres minerales vieron la vida de E. como a una tela en un telar antiguo que había aparecido en la mesa. Todos los hilos estaban entrelazados, con muchos nudos. Los colores eran muy bonitos pero no seguían ningún diseño en concreto. Incluso parecía difícil continuar tejiendo porque todo estaba en un gran desorden. Los minerales estaban debatiendo cómo ayudar a E. y poco a poco trazaron un plan de rescate para su tejido. Al principio actuó Cuarzo Rosa. Dijo: “Yo reforzaré el hilo conductor de su vida. Que es ni más ni menos su alma.” En ese momento me pareció ver a E. en un bosque de abedules. Me sorprendió esa imagen porque no son los árboles comunes por aquí. Había mucha niebla blanca que envolvía muchos troncos blancos con sus características rayas negras. E. estaba muy emocionada. Le encantaba ese espacio pero al mismo tiempo se sentía un poco perdida porque no sabía a dónde dirigirse. La energía del Cuarzo Rosa susurró a su oído: “No hace falta que vayas a ningún sitio! Solo abraza a uno de los abedules! El abedul de tu alma. Mi energía junto con la suya estará en tu timo para que puedas renovar tu energía. Empieza de nuevo. Empieza desde la solidez, belleza y frescura de tu alma! Vuelve a ti! Vuelva a tus inicios!” E. abrazó un esbelto árbol. Miró su blanca corteza y luego con templó sus finas hojas del verde clarito. Sonrió y guardó silencio sabiendo que estaba en el templo de su alma. Otra vez percibí la imagen de las tres piedras alrededor de la mesa con el telar encima. “Ahora nuestro turno” dijo Rodonita mirando a Sodalita. A ver –continuó-mira E., yo te ayudaré a discernir. A elegir qué hilos son importantes y cuáles no. No es necesario que todo lo que te llega forme parte de tu vida. Hay hilos que no necesitas. Hay hilos que hace falta cortar. Para saber cuáles son tienes que utilizar tu corazón. Él te guiará. Y yo te conecto con tu corazón.” Su energía se situó en el corazón de E. En ese momento sentí la energía de Sodalita que envolvió todo su cuerpo. Dijo: “Yo te doy la destreza en hilar. Mira, es como si Rodonita te dijera “qué” y  yo “cómo”. Por eso vibraré en tu cuerpo físico y en tu cuerpo mental. Cuando sientas que el caos empieza a dominar en tu vida, cuando las situaciones empiezan a superarte coge ese colgante! Primero conecta con el Cuarzo Rosa y tu abedul para volver a ti, volver  a la vibración pura de tu corazón. Luego conecta con Rodonita para discernir qué enseñanza lleva la situación y elegir si la integras o simplemente con la fuerza de tu corazón le cierras la entrada a tu vida. Si la aceptas conecta conmigo y juntos encontraremos la manera de introducirla como un hilo a tu vida. Así crearás un tejido precioso. El tejido que será la obra maestra de tu vida.”
Si deseas conocer el mensaje de algún mineral y recibir su sanación, escríbeme!

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