La Fuerza de la gravedad

Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a Emma tumbada, boca abajo en musgo frío y húmedo de un bosque frondoso. Sentía que Emma acaba de despertarse pero seguía con los ojos cerrados como una persona que no le apetece levantarse. A su lado sentí la energía de Crisotila que percibía como a un hombre. Me miró y dijo: “Le perece que ha caído pero no es verdad.” Aunque Emma no abrió los ojos ni se movió, se oyó su voz desde la tierra: “Sí que he caído.” El hombre Crisotila volvió a mirarme con la expresión “te lo he dicho”, se acercó a Emma y susurró: “No has caído.” Ella cerró los ojos todavía más fuerte y medio enfadada gruñó: “Creo que sé mejor que me ha pasado porque ha pasado a mi, verdad? HE CAIDO!” Parecía que a Crisotila toda esa conversación le hacía bastante gracias. Volvió a susurrar al oído de Emma: “Mira! Lo que has sentido era la fuerza de gravedad. Algo aquí te ha atraído ejerciendo gran impulso. Lo que has experimentado es el movimiento. Pero no lo interpretes como la caída.” Emma por fin abrió los ojos y se sentó. Miró a su alrededor. El hombre Crisotila estaba sentado a su lado y sonreía mucho. Continuó: “Hay algo en esta tierra que te ha atraído. Siente la vida que te rodea.” Emma puso las manos en el suelo húmedo. Sintió la fuerza que palpitaba en ella. Ya no tenía esa sensación de caer en desgracia. La Crisotila se hizo un poco más seria. Miró atentamente a Emma diciendo: “Si me das permiso llenaré tu cuerpo, cada célula tuya, de mi energía. Así te uniré a la vida en esta preciosa Tierra.” Emma aceptó con el movimiento de cabeza. Me pareció ver como ese bosque frondoso, junto con Emma y la energía de Crisotila se plasmaba en todo su cuerpo creando como fractales de esa imanen en todas sus células. Era la sensación muy agradable y al mismo tiempo emocionante para ella.
Cuando terminó ese proceso Emma miró al Cuarzo preguntando que le aportaba. El Cuarzo sacó un instrumento eléctrico del que salían muchas chispas azuladas y dijo: “Te voy a estimular para que te levantes y te muevas”. Emma tragó la saliva respondiendo que la idea o mejor dicho la forma no le gustaba nada de nada. A mí también me parecía muy violento lo de descarga eléctrica. El Cuarzo viendo que nadie le daba la razón cambió su manera de ayudar. A través de él empezó a vibrar el cetro. El símbolo del poder de Emma. El Cuarzo la advirtió : “No va a servir de nada si no lo utilizas. Por si solo no funciona. Tienes que actuar, tienes que vivir. Ejercer tu poder. No pierdas tiempo tumbada en el suelo. Levántate y anda!!! Y cuando necesitas un chute de energía no dudes pedírmelo.”
Emma sintiendo la vida en su cuerpo, teniendo a su alcance el cetro de poder entendió que la vida la espera. Que justo “la Vida en la Tierra” había creado esa fuerza de gravedad que la hizo venir aquí. Que la atrajo a ese mundo. Sonrió. Se levantó y empezó a andar.
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