Las energías que me dan mucho respeto no son los monstruos que solemos tener bien escondidos en nuestro interior y que nos dan tanto miedo. Estos siempre si los iluminamos se transforman en fuente de nuestra sabiduría y apoyo, incluso empiezan a darnos mucha risa. Las energías de los que quiero hablar hoy suelo percibir muy… como decirlo, a veces incluso atractivas pero al mismo tiempo muy frías, penetrantes. Nunca los relaciono con personas concretas. Os quiero contar esa comunicación porque aunque esas energías me dan tanto respeto, no es tan difícil protegernos de ellas.
Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación me pareció ver a una mujer bajando de una colina. Tenía yo la sensación que estaba volviendo de un lugar donde había hecho un trabajo que le había costado conseguir y estabas contenta de si misma por haberlo logrado. De repente, desde entre los arboles que rodeaban el camino salió un hombre. Sentía yo que representaba una energía desagradable incluso peligrosa. Como si le asechara. Ella de repente se hizo muy pequeña. No le miraba a los ojos, como si tuviera miedo de provocarlo. Intentaba pasar de un lado, después del otro pero ese hombre no le dejaba. Pedí a la Crisotila ( parecida a la de la foto) que le ayudara. Del bosque salieron unos elementales. Eran bastante grandes, como unos arboles andantes. Le dijeron al hombre que le dejara pasar y él finalmente se apartó para que pudiera seguir andando pero le seguía mirando. Con mirada fría y penetrante. Me parecía que esa energía aunque esa batalla había perdido le iba a seguir. Pues, pedí a la Crisotila que le trasmitiera su sabiduría para que pudiera defenderse sola, en todos los momentos. Su reacción era instantánea. Dio la vuelta, volvió a ese hombre. Le miró a los ojos y dijo con toda la fuerza , bien alto y decidida: “Soy ( aquí dio su nombre y apellido). No me apetece verte más ”. Y ya está, así de simple. Esa energía tan desagradable se fue y ella se sintió, fuerte, segura y poderosa.
Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación me pareció ver a una mujer bajando de una colina. Tenía yo la sensación que estaba volviendo de un lugar donde había hecho un trabajo que le había costado conseguir y estabas contenta de si misma por haberlo logrado. De repente, desde entre los arboles que rodeaban el camino salió un hombre. Sentía yo que representaba una energía desagradable incluso peligrosa. Como si le asechara. Ella de repente se hizo muy pequeña. No le miraba a los ojos, como si tuviera miedo de provocarlo. Intentaba pasar de un lado, después del otro pero ese hombre no le dejaba. Pedí a la Crisotila ( parecida a la de la foto) que le ayudara. Del bosque salieron unos elementales. Eran bastante grandes, como unos arboles andantes. Le dijeron al hombre que le dejara pasar y él finalmente se apartó para que pudiera seguir andando pero le seguía mirando. Con mirada fría y penetrante. Me parecía que esa energía aunque esa batalla había perdido le iba a seguir. Pues, pedí a la Crisotila que le trasmitiera su sabiduría para que pudiera defenderse sola, en todos los momentos. Su reacción era instantánea. Dio la vuelta, volvió a ese hombre. Le miró a los ojos y dijo con toda la fuerza , bien alto y decidida: “Soy ( aquí dio su nombre y apellido). No me apetece verte más ”. Y ya está, así de simple. Esa energía tan desagradable se fue y ella se sintió, fuerte, segura y poderosa.