Sentirse entero

Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a Jan como a un leñador. La imagen era como en otros tiempos, trabajaba son la hacha, solo. El bosque era muy curioso. Los arboles eran muy grandes, helechos gigantes. Jan trabajaba en pleno sol. Estaba muy contento. Lo sentía muy fuerte, con esa fuerza que no solo se basa en lo físico sino en la fuerza interior. Era estable y feliz. Terminó a trabajar y se sentó al lado de una hoguera para tomar un café y comer algo. Miraba su bosque con cariño sintiéndose parte de él. Me pregunté a mi misma que podían aportar los minerales a una persona que parecía tan sólida y bien anclada en la tierra? Sentí la respuesta de Ojo de Hierro “Es verdad que está bien. Pero no expresa todo su potencial.” Se dirigió hacia Jan: “Quieres que te muestre que te falta?” Jan asintió. Se levantó y se dejó llevar por le energía de Ojo de Hierro. Entre los arboles también sentía la energía de Amatista que era como la neblina de color violeta en movimiento. Llegaron a una cueva dentro de una colina llena de vegetación. La entrada era bastante amplia pero al mismo tiempo muy oscura. Como si la luz se cortara nada más entrar. Jan se sorprendió un poco pero se sentía tan bien acompañado y seguro que entro sin miedo. Dentro el ambiente era húmedo, se oía como goteaba el agua. Incluso en esa oscuridad se sentía la vida. Las paredes de la cueva estaban tapadas por musgo y liquen. En un momento Jan y Ojo de Hierro llegaron a un sitio que se veía todavía más oscuro. Desde dentro se oyó un rugido. Jan preguntó qué era eso y Ojo de Hierro le respondió: “La Nada”. Pensé en la Nada de la Historia interminable pero la sensación era muy diferente. Tenía respeto a ese espacio pero no me causaba una sensación negativa. Era más bien como un Vacío, un sitio sin tiempo. Ojo de Hierro abrazó a Jan y continuó un mensaje: “Eres como un Rey Roble. Dominas bien la energía creciente. Eres la vida en expansión. Eres la luz del Sol. Creas y te alegra la creación. Pero te cuesta otra faceta de la vida. La que mengua. La que muere. La que destruye. Es la parte del Rey Acebo que te falta. Expresas solo la mitad de tu potencial. Allí en la Nada te espera la parte que te pertenece pero todavía no la has hecho tuya. No tangas ningún miedo. Allí te espera la vida. La vida con su faceta que te queda por descubrir e integrar.” En las manos de Jan apareció una flor violeta que se parecía a Pulsatilla. Al verla, Jan supo que la Nada estaba con él. Que todavía no estaba seguro que aportaba en su vida pero que formaba parte de ella mucho antes de entrar en esa cueva. Se sintió “entero”. Y era la sensación diferente de estar “pleno”, eso ya lo sentía antes pero ahora era diferente. Salió de la cueva. Tenía muchas ganas de volver a casa. Como si se hubiera dado cuanta que aunque en el bosque le rodeaba la plenitud de la vida necesitaba algo más reducido, de alguna manera algo “más menguante”. Necesitaba volver a casa para estar en cuatro paredes y estar con los seres queridos que le esperaban allí.
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