
Después
de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a Asun en los
tiempos de Segunda Guerra Mundial, en Londres. Estaba sentada en un
banco mirando la ciudad. Sabía que el hombre al que quería mucho, se
había ido a la guerra. Y ella, en ese momento estaba muy inquieta porque
le parecía que no le había dicho que le quería y eso la angustiaba
mucho. La imagen cambió. La vi otra vez
en esa vida, por la noche, mirando el cielo tan oscuro como la Sodalita.
Fue la noche cuando murió durante un bombardeo. Pero su dolor la
atrapó. Una parte de Asun de ahora, seguía atrapada en esa noche, en las
ruinas de su ciudad. La veía como a un fantasma que estaba mirando la
casa derrumbada sintiendo profundamente que eso era su vida. Su vida
eran esas ruinas. Dio espalda a la luz y se quedó allí.
Me pareció
sentir el alma de Asun como a un ser de luz que recogía todas de sus
experiencias y formas. La veía como si fuera un enorme ser etérico con
una antorcha encendida a la altura del pecho. Estaba dispuesto a esperar
lo que fuera, eones del tiempo, para recoger todos sus trozos perdido o
atrapados por las historias de algunas encarnaciones. La energía de
Cornalina y Sodalita empezaron a crear una enorme espiral. Vi a los
ángeles de color naranja, que vinieron a los escombros de Londres de esa
noche de la Segunda Guerra Mundial y buscaron a Asun de entonces. Pensé
que era la enfermera porque otra parte de ella misma acudió para
sanarse. Se decía al oído: “Sabes bien que para que la herida se cure
hace falta abrirla, limpiar y dejar que se seque y cicatrice. Mira!” En
ese momento vino el alma del hombre que amaba. La abrazó y le dijo que
todo era perfecto. Que sabía perfectamente que le había amado. Que nunca
necesitaba sus palabras porque sentía su amor con todas las caricias
que le hacía, con su mirada, con su tono de voz. Se abrazaron y entonces
ese trocito del alma de Asun emprendió por fin el viaje hacia el
corazón de su alma. El camino formaba esa espiral hecha por Cornalina y
Sodalita. Había otros “fractales” de Asun en ese camino. Como si esa
sanación actuó no solo en esa línea del tiempo sino en todas en las que
“no decir”, o mejor dicho “no expresar el amor con palabras” le causó
mucho dolor. Su propia alma le dijo: “Las palabras son muy importantes
pero puedes expresar tu amor sin ellas. Y lo sabes hacer muy bien. Pero
te pones muchas exigencias. Te parece que para que la gente te entienda
tienes que encontrar las palabras adecuadas. No es verdad! Los que de
verdad te quieren, te entienden digas lo que digas. Incluso aunque no
digas nada. Y los otros, no te entenderán aunque utilices mil palabras.
Ama tu propio silencio! Acepta tu noche estrellada! Tu noche no esconde
las ruinas. Tu noche hace posible brillar las estrellas. El calor de tu
corazón calienta a otros sin necesidad de decir nada. Quiérete tal como
eres! Muévete en espiral de la vida guiada por la entorcha de tu corazón
y acompañada por la suavidad de tu noche!”
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necesidades o te apetece conocer el mensaje de alguna piedra, escríbeme.
Personalizarle las piedras y/o hacer una comunicación puede ser también
un bonito regalo para algún ser querido.