Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación sentí gran espacio vacío, como un cráter oscuro dentro de S. Pero esa sensación duró muy poco porque inmediatamente apareció la energía de Sauce Llorón. Abrazó todo el ser de S con sus preciosas y delicadas ramitas. La acunó como hace la madre con un niño y llenó el espacio del gran agujero. Susurró a S.: “No puedes tapar ese agujero. Es imposible. Tienes que llenarlo con la vida. Reconocerlo y aceptarlo. Sé que no es fácil. Por eso te ayudo. Mi energía te acompañará en el viaje a tus profundidades. Porque forman parte de ti de manera como mis raíces forman parte de mí. Te daré mi mano y guiaré para que no te pierdas entre las emociones. Los humanos a veces pierden la perspectiva cuando las emociones los inundan. Pero hace falta vivirlas para poder integrarlas. Y en la integración se basa la sanación.” La amorosa y compasiva energía del Sauce Llorón se unió con la energía del Ámbar que también transmitió su mensaje: “Soy las lágrimas de un árbol. Eso me convierte en el maestro de la sanación emocional. Soy las lágrimas derramadas sin vergüenza, sin pena. Soy las lágrimas que aceptan las heridas y las llenan de luz. ¡No escondas tu dolor porque durará más! Mírame y siéntate como un árbol que sabe sanarse a si mismo. Con un simple hecho de aceptar que a veces la vida duele.”
Sentí la energía de Amatista que se colocó en el brazo izquierdo y la de Cuarzo Citrino que se puso en el derecho. Mi sensación fue que Amatista proyectaba la energía de transmutación hacia el pasado y Cuarzo Citrino daba el impulso de seguir adelante y afrontar los retos del futuro. Las dos piedras crearon un tipo del símbolo del infinito cuyo centro estaba en el corazón de S. Su energía fluía hacia varias líneas del tiempo pero poco a poco se centraba cada vez más en su cuerpo. Las dos piedras juntas dijeron al unísono: “No existe ninguna separación dentro de ti. Es una ilusión. Un resultado de la desconexión contigo misma. Abraza esa sensación porque fue necesaria en su momento para que pudieras sostener la realidad en la que te habías encontrado. Pero ahora ya no la necesitas. El pasado ya no volverá y el futuro todavía no está. Existes solo el momento presente en el que habita tu cuerpo. Imagina que eres un árbol. Nuestra energía corre como savia por tu tronco y tus ramas. Eres fuerte, eres estable. Tus raíces te sostienen. Tus ramas se expanden. Solo vuelve a ti. Dentro de ti, ahora mismo, palpita la vida que te llena entera.”
Si deseas conocer el mensaje de algún mineral y recibir su sanación, escríbeme!