A
veces a través de lo minerales nos llega gran ayuda de los maestros.
Quieres saber cuya energía de plasmó en un Ágata parecido al que ves en
la foto. Lee esa comunicación!
Después de pedir permiso para
abrir canal de comunicación vi a J. sentado en un banco en un bonito
parque lleno de árboles grandes y hierba muy verde. Parecía que hacía un
poco de frío porque J. llevaba un
abrigo y los pantalones largos. Tenía en la mano una bolsa donde pienso
que había unos frutos secos que estaba comiendo disfrutando al mismo
tiempo del parque y la tranquilidad que la rodeaba. De repente apareció
un esquirol que confiadamente se acercó a J. Él lo miró con una sonrisa y
le ofreció una nuez de su bolsa. El esquirol lo aceptó muy contento. Y
así siguieron, J. le daba nueces y el esquirol las comía. Todo parecía
perfecto pero de repente empezaron a aparecer mucho otros animales. Un
erizo, ratoncitos, pájaros. De repente J. estaba rodeado por una manada
de ojos clavados en él que esperaban que les diera de comer. Yo pensé
que si les diera todo, no quedara nada para él . Y J. respondiendo a mi
pensamiento suspiró diciendo: “Pero, mira que bonitos son”. Miré a los
animales. Era verdad. Eran preciosos. No vinieron para aprovecharse de
él ni quitarle su comida. De verdad vinieron porque de alguna manera
los había invitado abriendo su corazón. Pero bueno, eran muchos. Todo el
banco y la tierra estaban llenos de animalitos. Y entonces en el banco,
al lado de J. se sentó un hombre. Jesús, ni más ni menos. Le miró a J.
y le dijo: “ Recuerdas como multipliqué a los panes y los peces? Pues, a
través de esa Ágata multiplicaré tus alimentos para que tengas
suficiente para los que acuden a ti. Tu misión es preciosa. Tu corazón
es muy noble. Somos iguales y por eso vengo a acompañarte. Si llueve te
daré cobijo, si hace frío te abrigaré. Siénteme a tu lado! Te acompaño
para que puedas cumplir tu misión.”
Sentí también la energía de la
Mano de Fátima que creaba una mena de esfera de protección para que
llegaran a María José solo los que de verdad la apreciaban y no los que
podrían aprovecharse de tu bondad.
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Un guerrero
Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación vi a Juan como a un hombre , sentado al lado de una hoguera, en un plano entre los arboles. Tenía aspecto medio brujo, medio caballero o guerrero. Sentía yo que sabía usar espada perfectamente y luchar con varitas armas. También conocía bastante la magia. Un hombre fuerte. Al mismo tiempo era un hombre que había visto demasiado dolor y por eso estaba desconfiado. Atento a cualquier ruido, preparado a la lucha y a defenderse y defender a otros. Pregunté que necesitaba y me pareció que me respondió que nada. Que estaba muy bien que consiguió recoger todas las herramientas para estar seguro y fuerte. Me pareció que lo que me mostraba era fusión de todas sus vidas y que en muchas de ellas vio sufrir a la gente, vio guerras, vio fuego que quemaba a sus seres queridos. Pues ahora estaba muy bien fuerte y preparado. Solo que dentro de él siempre estaba alerta, cuidando bien su niño interior para que no le pasara nada.
Pedí a las piedras que le aportaran todo lo que necesitaba. Las dos juntas empezaron a borrar recuerdos de dolor que distorsionaban su visión. Capa por capa, recuerdo por recuerdo borraban y se adentraban en busca de su verdadera esencia. En algún momento Juan empezó a brillar. Me pareció ver los seres muy luminosos , blancos que rodearon la hoguera y se sentaron a su lado. Y él poco a poco cambiaba ese aspecto de un guerrero pareciéndose cada vez más a ellos.
La vibración de esos seres se plasmó en el colgante que empezó o pulsar emitiendo el llamado. El llamado hacia su alma. El llamado que le invitaba a encontrar su verdadero camino. Me parece que las piedras le piden una cosa: Borrón y cuenta nueva. Aprendió mucho en todas sus vidas pero ahora todo cambia. Toca empezar de nuevo. Y Juan es uno de los mensajeros. Es un ser de luz blanca. Un guerrero de la luz no de armas.
Colgante de Ágata Blanca con la mano de Fátima
Nos ayuda a seguir la sabiduría de nuestro corazón y a actuar sabiamente frente a la plenitud y diversidad de la vida. Nos ayuda a no cometer insensateces ni meter pata, además de liberarnos de las tensiones internas originadas por sentimientos de culpa o por la sensación de haber actuado incorrectamente, de haber sido juzgados erróneamente, a ser tratados de modo injusto, y nos ayuda a adoptar una actitud ante la vida más pacifica y sosegada.
ISBN: 978-84-9777-476-5
En la foto veis un congante que lleva también la mano de Fátima
Es un potente talismán protector, llamado también “hamsa” o “khamsa”. Representa una mano abierta con los cinco dedos extendidos. Dado que la mano es la que guarda todo lo bueno de la vida y retiene la felicidad se dice que protege de todo mal deteniendo con la palma de la mano todas las influencias negativas que puedan surgir. Es considerado una potente protección contra la maldad , el mal de ojo, la celosía y los pensamientos negativos. Protege de las enfermedades y atrae la buena suerte. Además la mano de Fátima está unida al número cinco por sus cinco dedos, dicho número significa supremacía, es fetiche, representa los sentidos humanos, los elementos de la tierra, los sentidos, los colores primarios.
Ágata blanca
A veces arrastramos el dolor de otras vidas que no nos deja vivir libre. Las piedras nos pueden ayudar a sanarlo… En una de las ultimas sintonizaciones que hice pasó justo eso, una sanación del dolor tan lejano en tiempo y tan cercano a la vez… Lo bonito que la imagen que vi, que yo no entendía, ( suele pasar, son vuestras comunicaciones y símbolos), resonaba perfectamente con la experiencia que tuvo el chico durante una regresión. Las piedras no sólo le ayudaron a sanar y soltar el dolor sino también, tomar consciencia de que esa regresión y lo que sintió durante de ella, era algo real, no lo que el estaba seguro que había imaginado.
En la foto, colgante de Ágata Blanca
Nos ayuda a seguir la sabiduría de nuestro corazón y a actuar sabiamente frente a la plenitud y diversidad de la vida. Nos ayuda a no cometer insensateces ni meter pata, además de liberarnos de las tensiones internas originadas por sentimientos de culpa o por la sensación de haber actuado incorrectamente, de haber sido juzgados erróneamente, a ser tratados de modo injusto, y nos ayuda a adoptar una actitud ante la vida más pacifica y sosegada.
Precio 10 euros
Envío : 3 euros
Limpieza energética y sintonización: 10 euros