El Minotauro

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Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación vi a E. muy estresada intentando trenzar unos hilos de colores que se amontonaban en la mesa. Estaban muy enredados y parecía imposible seguirlos por separado. E. se sentía como Ariadna enamorada de Teseo. Como si realmente de ella dependiera la vida  de los jóvenes atenienses y su amado. Necesitaba trenzar el hilo para salvarlos. Pero todo estaba muy liado y enmarañado. Estaba a punto de llorar. Levantó la vista. Delante de ella había una mujer sentada. Era la energía de su Amatista. Se parecía un poco a la profesora McGonagall de los libros de Harry Potter. Clavó la mirada muy severa a E. La miraba casi con desprecio. E. se puso todavía más nerviosa. De repente su Amatista golpeó fuertemente con la mano la mesa y gritó: “BASTA.” El manojo de hijos cayó al suelo enredándose aún más. E. miraba ese desastre con ojos llenos de lágrimas. No entendía porque su mineral la trataba de esa manera en lugar de ayudarla arreglar los hilos y quizás también tejerlos. Mirando todo el desorden pensó que no debía obedecer a esa energía. Tenía suficiente poder y fuerza para decidir por ella misma que quería hacer. Levantó la mirada preparada a un enfrentamiento. Vio la cara muy cambiada de su Amatista. Sonreía contenta. E. estaba muy desconcertada. Justo cuando se había empoderado desapareció el contrincante. Su mineral se excusó: “Lo siento. Es que a veces parece que la vida tiene que apretarte para que te empoderes. ¡Perdóname! Ahora tengo un mensaje para ti. Pues, lo siento mucho pero – nada depende de ti.” E. miraba la gran sonrisa de la mujer que encarnaba la energía de su Amatista. Meneó la cabeza diciendo: “Te equivocas. Todo depende de mí.” Su piedra siguió sonriendo. Se inclinó un poco y susurró: “Bueno, depende como lo mires. Pero te juro que no puedes salvar a nadie. Gastas un montón de energía, pensando en los que te rodean y completamente te olvidas de ti misma. Mira, prueba ahora en lugar de hacer el hilo que salve a Teseo y los jóvenes atenienses, simplemente hilar la lana y luego tejer un jersey. ¡Pruébalo!” E. recogió los hijos del suelo y se sorprendió porque ya estaban bien ordenados. Todos  tenían el mismo color. Eran rojos. Sin saber cómo, en menos de lo que canta un gallo, terminó precioso y caliente jersey. Miró a su profesora que propuso: “¿Qué te parece si ahora buscamos a tu Minotauro.?” Fueron juntas a un laberinto. Era el laberinto de la Diosa. E. entró un poco indecisa. Después de unos minutos vio al Minotauro sentado en el suelo. Apoyaba la espalaba en la pared. Parecía abatido. No miraba a E. en el momento de hacerle le pregunta que la sorprendió: “¿Has venido a matarme?” E. no sabía que pensar. Se sentía como si todo lo que le habían contado, lo que había aprendido no fuera la verdad. El monstruo no parcia ni monstruo ni peligroso. Se acercó a él y se sentó a su lado. El tiempo pasaba. Finalmente E. dijo: “Te he traído el jersey.” El Minotauro la miró desconcertado pero aceptó el regalo. Se puso el jersey. La imagen era divertida. Un enorme hombre con la cabeza el torro en jersey rojo con los ojos que saltaban chispas de alegría. E. oyó en su interior el mensaje de su mineral: “No puedes salvar a nadie porque la salvación de otros no depende de ti. Sin embargo puedes salvar lo que resguarda el laberinto de la Diosa. El único tesoro. Puedes salvarte a ti. Tu parte salvaje, tu fuerza. Solo tienes que mirar hacia dentro. Ponerte a ti misma en primer lugar por encima de tus propias exigencias. ¡Adéntrate en el laberinto donde te espera lo desconocido! ¡Abrígalo y abraza! Así conseguirás desenredar tu vida. No luches conmigo. No es mi intención. Entiende mi función en tu vida. Soy tu maestra que te acompaña hacia el laberinto de tu corazón. Hacia dentro.” E. cogió de mano al Minotauro. Se miraron a los ojos y empezaron a caminar juntos.

Horus

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Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación vi a A. de espalda alejándose de mí. La distancia se hacía cada vez más grande y no estaba segura si debería intentar alcanzarla. De repente la imagen cambió. A mi lado apareció Horus, el Dios de la cabeza de halcón del Antiguo Egipto. A. empezó a acercarse a él. Horus tenía la cabeza inclinada. Sin mirar directamente a ella, extinguió la mano para detenerla. Preguntó a dónde iba y ella respondió simplemente “voy adelante”. Y explicó: “Lo hacemos los humanos. Vamos adelante. Eso se llama la expansión.” Horus afirmó: “Una cosa es la expansión y otra huir. No se perecen nada de nada.” Guardó el silencio y luego continuó: “Cada uno de nosotros tiene las heridas. Nuestra voluntad hace posible la sanación aunque las cicatrices siempre se quedan.” Levantó la cabeza y A. dio un paso atrás, tanto la impactó la imagen. En lugar de uno de los ojos de Horus se veía un agujero vacio. La herida estaba infectada, hinchada, supuraba pus. El Hombre Halcón hizo un gesto con la mano y la herida se curó. Seguía un agujero grande pero lo que lo rodeaba era sano y tenía el color natural. A. se acercó otra vez al Dios del Antiguo Egipto y vio que en su mano había aparecido su colgante. Horus lo tapó con otra mano. Clavó su mirada en ella y preguntó: “¿Quieres que impregne mi energía en esos minerales para que puedas sanar tu herida?” A. pareció no estar segura de eso. En lugar de responder sí o no, preguntó: “Primero quiero saber cuál es mi herida.” Horus abrió sus manos para observar los minerales y luego respondió: “Te lo puedo decir. Naciste con un prisma en los ojos. Un prisma que divide en las fracciones todo lo que te rodea. Te es imposible ver la realidad tal como es porque siempre te enfocas solo en un aspecto de la verdad de la vida. Y eso hace que su real significado se te escapa y a consecuencia no consigues sentirte completa.” A. le miró con la cara que expresaba desconcierto. Susurró: “No me respondes. No es ninguna herida. No es lo que busco.” Horus clavó su único ojo en ella. Con la voz muy dulce dijo: “Sí que te respondo. Es el propósito de tu vida. Unir lo que está separado. Es lo que has llegado a aprender porque en otras vías ya habías aprendido a dividir. Para que el juego fuera más interesante has empezado la vida con la visión dividida. Tu aprendizaje se basa en sentirte entera. Y al no poder hacerlo tu herida sangra y se infecta. Estos minerales vinieron para mostrarte la unión entre tres fuerzas. El Cuarzo es ver la luz, percibir la información tal como te llega, sin interpretarla. La Amatista es la fuerza trasmudara, es todo lo que puedes aprender en esa vida. Y la Cornalina debería darte la base. Es tu cuerpo. Es amor por todo lo físico. Pero tú sueles polarizarte. Estar solo en una de las franjas y olvidar las otras. ¿Quieres que te ayude a integrar esos tres aspectos tuyos?”. A. meneó la cabeza aceptando la propuesta de Horus. Él se acercó a ella. Le puso el colgante en el cuello y luego colocó sus manos en sus ojos. A. tenía ganas de llorar. Tenía la sensación que en sus ojos había esquirlas de hielo que se derretían gracias a la energía de Horus. Tenía la sensación que hasta ahora en su vida siempre faltaba algo. Pero la verdad era que ya tenía todo. Solo que no se daba cuenta de eso. Las energías de los minerales se colocaron formando un triangulo que empezó a dar vueltas. Se situó a la altura de su tercer ojo. Horus continuó: Todo ya está perfecto. Solo que tienes que ajustar tu visión. Equilibrar tu vida de acuerdo con los tres principios. Cada día, guiada por Amatista, aprende y trasmuta la información en sabiduría. Cada día, guiada por el Cuarzo, encuentra el momento de desconectar y simplemente fluir en la luz del universo. Cada día, guiada por la Cornalina, honra tu cuerpo y mímale. Une, lo que te parece separado y así te sentirás plena y realizada.” La vibración de los minerales se expendía cada vez más. Crearon una gran esfera cuya base profundizaba en la tierra. A. abrió los ojos y vio delante de ella un camino. Miró al Horus que estaba a su lado. El Dios le preguntó: “Preparada para continuar el camino?” A. cogió aire y asintió con la cabeza. Y comenzaron a caminar.

Linaje

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Todas las imágenes de esta comunicación estaban bañadas en la luz decolor violeta. Como si todo se filtrara a través de la energía de Amatista. Lo primero que sentí era la presión en la garganta y la sensación que de alguna manera eso estaba relacionado con algún asunto familiar. Me pareció ver a través de los ojos de M.Tenía las manos extinguidas mirando dos imágenes suyas encima de ellas. Eran dos M. diminutas, luchando una contra la otra. Tenían el aspecto del Antiguo Egipto, de suma belleza pero al mismo tiempo se sentía que la lucha era real y se trataba de matar. Oí la voz de Amatista a modo de explicación: “Dentro de  M. existe una lucha. Como si sus pensamientos se rechazaban uno al otro. Pero al mismo tiempo cada uno de ellos tiene su razón, lógica y verdad.” La imagen cambió. Vi enfrente de M, a la altura de su cuello una larga fila de mujeres. Se veía la cara solo de la primera. Tenía una expresión muy seria. En sus manos llevaba una cinta de color violeta. Mirando seriamente a los ojos de M. puso esa cinta en su cuello e hizo un lazo apretándole mucho. Mi primera intención fue pedir permiso para deshacer ese lazo para que M. pudiera respirar pero la Amatista dijo: “Si la obligas a hacer eso,es como si no lo hiciera. Es ella la que tiene que deshacerlo. Y todavía ni siquiera lo quiere porque no se da cuenta que puede hacerlo.”La energía de Amatista se expandió. Sentí el código Unión Sagrada con su espiral muy marcada a la altura del timo. La luz violeta iluminó el bajo vientre de M. Me pareció ver a ella encadenada. Tenía una mano sujeta a uno de sus ovarios y la otra en el otro. Se parecía a Jesús en la cruz. Gritaba desesperada.Amatista continuó: “Dentro de ella hay una lucha, hay un dolor. Pero cuántos se dan cuenta de ello? Siempre tan bien educada.Siempre tan correcta. Siempre mostrando solo su sonrisa.” Y se dirigió directamente a M. mirándola profundamente en los ojos:“Deja de intentar sanar todo! Y si te digo que te haría bien mandar a la mierda tu linaje? Tanto hurgar en las heridas… Y dónde estás tú? Manda todo a la mierda… Verás que gusto te dará eso…” M. sonrió al escuchar esas palabras tan poco educadas. Amatista le dio una cinta muy parecida a la que estaba atada en su cuello. Se deshicieron las cadenas y en ese momento M. y Amatista estaban sentadas en el espacio sagrado de su útero. M. miraba la cinta escuchando a la piedra. “Eres libre de hacer con ella lo que a ti te apetece! Úsala para recoger tu pelo rebelde o prepárate una pulsera o una tobillera. Crea una espiral con ella que ni tiene inicio ni final que es un símbolo de continuum de la experiencia. Ha llegado el tiempo de que te sientas libre de verdad! Ahora decide qué quieres hacer con la cinta que ata tu voz.” Vi otra vez a M. mirando la fila de mujeres. Aunque la cara de la primera mujer seguía muy seria sus ojos habían cambiado. Expresaban una atención intensa, llena de esperanza. M. deshizo el lazo y miró sus manos. Vio a las chicas luchando pero al final del combate empezaron a riese abrazándose como dos amigas que simplemente estaban entrenando juntas. Levantó la cabeza. Vio que las mujeres de la fila habían salido de ella. En ese momento pudo verlas, no se tapaban una a otra. Todas empezaron a aplaudir. La primera sonrió con lágrimas en los ojos y excusándose dijo: “Lo siento. Solo era una prueba.” Cada una de las mujeres se acercaba, abrazaba a M. y desaparecía. M. estaba muy emocionada. Amatista le dijo: “No será tan rápido pero puedes hacerlo. Solo tienes que mirarte a ti más. Reírte contigo misma más. Relajarte, deja de intentar ser perfecta porque ya lo eres.” Sentí otra vez el código Unión Sagrada. Percibí al lado de M. a María Magdalena. Sonrió a M. y preguntó: “ “Teapetece dar una vuelta conmigo. “Las dos empezaron a caminar. En paz y tranquilidad.
!!!! El código Unión Sagrada está canalizado por Ornai Pleyades y Kai Luz de Sirio de quantumholoforms.com y forma parte del sistema de los Códigos de la Diosa

Ser como un árbol

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Después de pedir permiso para abrir el canal de comunicación sentí gran espacio vacío, como un cráter oscuro dentro de S. Pero esa sensación duró muy poco porque inmediatamente apareció la energía de Sauce Llorón. Abrazó todo el ser de S con sus preciosas y delicadas ramitas. La acunó como hace la madre con un niño y llenó el espacio del gran agujero. Susurró a S.: “No puedes tapar ese agujero. Es imposible. Tienes que llenarlo con la vida. Reconocerlo y aceptarlo. Sé que no es fácil. Por eso te ayudo. Mi energía te acompañará en el viaje a tus profundidades. Porque forman parte de ti de manera como mis raíces forman parte de mí. Te daré mi mano y guiaré para que no te pierdas entre las emociones. Los humanos a veces pierden la perspectiva cuando las emociones los inundan. Pero hace falta vivirlas para poder integrarlas. Y en la integración se basa la sanación.” La amorosa y compasiva energía del Sauce Llorón se unió con la energía del Ámbar que también transmitió su mensaje: “Soy las lágrimas de un árbol. Eso me convierte en el maestro de la sanación emocional. Soy las lágrimas derramadas sin vergüenza, sin pena. Soy las lágrimas que aceptan las heridas y las llenan de luz. ¡No escondas tu dolor porque durará más! Mírame y siéntate como un árbol que sabe sanarse a si mismo. Con un simple hecho de aceptar que a veces la vida duele.”
Sentí la energía de Amatista que se colocó en el brazo izquierdo y la de Cuarzo Citrino que se puso en el derecho. Mi sensación fue que Amatista proyectaba la energía de transmutación hacia el pasado y Cuarzo Citrino daba el impulso de seguir adelante y afrontar los retos del futuro. Las dos piedras crearon un tipo del símbolo del infinito cuyo centro estaba en el corazón de S. Su energía fluía hacia varias líneas del tiempo pero poco a poco se centraba cada vez más en su cuerpo. Las dos piedras juntas dijeron al unísono: “No existe ninguna separación dentro de ti. Es una ilusión. Un resultado de la desconexión contigo misma. Abraza esa sensación porque fue necesaria en su momento para que pudieras sostener la realidad en la que te habías encontrado. Pero ahora ya no la necesitas. El pasado ya no volverá y el futuro todavía no está. Existes solo el momento presente en el que habita tu cuerpo. Imagina que eres un árbol. Nuestra energía corre como savia por tu tronco y tus ramas. Eres fuerte, eres estable. Tus raíces te sostienen. Tus ramas se expanden. Solo vuelve a ti. Dentro de ti, ahora mismo, palpita la vida que te llena entera.”

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Colores

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Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi a N. meditando, con los ojos cerrados, en un campo al lado de un acantilado. Estaba vestida de blanco, con un turbante. De su espalda salían grandes alas pero parecían como si fueran dibujadas, un boceto hecho con lápiz. Como si a alguien se le hubiera olvidado pintarlas. N. en sus manos extendidas sostenía la energía de Piedra Luna. En una mano se colocó la energía de la parte blanca y en la otra la de las manchas oscuras. Sentía que era necesario que se reunieran. Pero N. se negaba a abrir los ojos y verlo. Piedra Luna me miró diciendo: “Tantos se perdieron en la oscuridad como en la luz.” Susurré: “Eso no vale, es una cita de un libro.” Porque efectivamente era la cita del libro Lemuria, recuerdo de las memorias ocultas escrito por Kai. La Piedra Luna me hizo un guiño. Y continuó: “Tiene que despertar. Y además tiene que despertarse a sí misma. No es el momento para mostrarle sus sombras. No es mi función. Pero le puedo dar la herramienta que le puede servir de despertador. Su propia voz.” La energía de Piedra Luna se colocó en la garganta de N. Inundó esa zona con su preciosa energía y continuó: “Sus palabras complacen a la gente. Incluso intenta complacerse a si misma. A esa imagen incompleta que tiene. Pero es el momento en que su voz debe expresar su verdadero ser. Contar a si misma todo lo que siente! Ser sincera y no tapar nada con silencios. Llega el momento de cantar su verdad al universo.” Me pareció ver a N. escribiendo las cartas a si misma, cantando desde su vientre y reconociendo la fuerza de las palabras verdaderamente sinceras, que no ocultan absolutamente nada. Otra vez la vi en el campo. Abrió los ojos y mezcló las energías que de Piedra Luna que sostenía en las manos. En ese momento sus alas empezaron a cobrar colores. Se hicieron todavía más grandes, y comenzaron a emanar todos los colores del arco iris.
La energía de Amatista llenó su útero. Impregnaba todas las células y poco a poco se expandía hacia los ovarios. No estaba segura si lo que trasmutaba eran las memorias de esa vida o de las otras pero la sensación mía fue, que allí en su cuerpo físico, en su bajo vientre, habían resguardadas las historias que en ese momento no le dejaban expresar libremente su propia luz. Poco a poco aunque su útero seguía de color violeta de Amatista su cuerpo empezó a brillar en varios preciosos colores. Era como si la Piedra Luna hacía posible que sean visibles los colores de sus alas y la Amatista de su cuerpo. Sentí el mensaje de Amatista: “N. es un ser de muchos colores. No puede limitarse solo a uno por lo más bonito que le parezca. Cuando lo hace da la espalda a su verdadero potencial. Es un ser arcoiris. Un ángel que se niega a decir “yo soy”. Que se niega a mostrar su grandeza. Desde su cuerpo fluye el manantial de colores. Su espíritu la abraza con sus alas opalescentes. Ahora solo toca que su mente lo acepte.”

Una Diosa

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Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación vi como la energía de las piedras rodeó a A. Sentí su energía en forma de una diadema, pulseras en las dos manos, anillos, cinturón tobilleras en las dos piernas, el collar con una gigantesca gema de Amatista en medio. Era la energía contundente que emanaba fuerza y poder. Las piedras dijeron al unísono creando una voz: “No somos las piedras humildes. Somos las piedras de una Reina. Y no podemos mostrar nuestro verdadero potencial porque A. no se siente una Reina.” A. miraba sus piedras y susurró más bien a si misma: “pero no veo nada malo en ser humilde…” Las piedras continuaron: “ No te invitamos a que seas soberbia! Lo que pasa es que no te llega lo que mereces porque por dentro creer que no lo mereces. Siéntenos! Siente tu poder, tu fuerza! Eres una Reina, una Emperatriz, una Faraona. Eres una Diosa!!! Pero si no lo crees, das espalda a quien eres de verdad. Te faltas el respeto a ti misma.”
Me pareció que cada una de las piedras se convirtió en un hombre. Sentí una fuerte vinculación con Arcturianos. Creando un circulo con las caras hacia fuera empezaron a cantar. Cantaban en todas las direcciones del tiempo y espacio creando una esfera multidimensional y atemporal. Expandiéndose con el único propósito. Hacer todo lo posible para que A. se sintiera merecedora de su propia divinidad.

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La ley del karma

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Hoy comparto con vosotros una parte de la comunicación que me parece muy bonita. Fue un colgante para una madre que tiene una hija adoptiva. Ya cuando personalizaba el colgante sentía que la hija quería transmitir algún mensaje. Aquí podéis leer lo que pasó.
Pedí el permiso para abrir canal de comunicación tanto a M.- madre como a J.- hija. Sentía que J. quería también participar. Y efectivamente nada más abrir el canal sentí el alma de ella. El mensaje que dio era para sus padres. “Vuestro acto de amor, dio a mi alma la posibilidad de ser libre. Pude empezar de nuevo, con un propósito nuevo, con la cuenta limpia.” Pensé por dentro que eso no era tan fácil y el alma de J. respondió a mis dudas. “La energía de la Tierra es cada vez más elevada. Todo es mucho más rápido y las leyes de karma se cumplen en una vida o incluso menos. Ya no hacen falta encarnaciones tras encarnaciones para equilibrar y recoger energías perdidas por el camino. Todo depende de nosotros. Yo de verdad lo que había venido a hacer en mi linaje de origen lo hice durante mis primeros 7 años. Pero lo que de verdad me liberó fue el amor de mis nuevos padres. Les doy las gracias infinitas desde mi alma. Ahora me toca enfrentarme a otros retos. Quizás vuelva a mis raíces pero ya no llevaré la carga de linaje.” Me pareció ver aparecer a los ancestros de J. que venían rindiéndole homenaje, dándole las gracias y alejándose de su campo energético. Sentía como la sensación de libertad creciente dentro de su alma.

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La puerta

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Después de pedir permiso para abrir canal de comunicación, me pareció ver a Mar en una pequeña habitación, sentada en un escritorio enfrente de una pequeña ventana, escribiendo algo. El Cuarzo Rosa en forma de una preciosa mujer se acercó a ella y le propuso que salieran juntas fuera. Mar seguía escribiendo como si no hubiera oído nada. La mujer Cuarzo Rosa insistió pero no consiguió que Mar le hiciera caso. Se sentó resignada. A su lado apareció la energía de Granate que percibí como a un hombre. Preguntó a Cuarzo Rosa que hacían. Cuarzo Rosa resignada dijo: “Acepto todo lo que ella decide. Y si no quiere salir, la acompañaré aquí, donde está.” Hombre Granate resopló. Dijo: “Mira, has sido la primera en intentar animarla para salir. No te puedes rendir ahora. Hay que hacer algo.” Cuarzo Rosa respondió: “No podemos obligarla a nada. Es su libre albedrío permanecer donde quiere permanecer. Por lo menos crea. Mira, está escribiendo algo.” Granate miró a Mar y eso le dio una idea. Se puso de pie detrás de ella, lo mismo hizo la mujer Cuarzo Rosa, y empezó a cambiar colores del bolígrafo de Mar. De repente empezó a escribir de rojo, luego de verde, luego de azul. Eso sí que hizo reaccionar a Mar. Dio vuelta para ver quien estaba con ella. Pero luego volvió a escribir. Pero Granate seguía despistándola, convirtió el bolígrafo en un lápiz y finalmente en un carboncillo. Eso le enfadó a Mar porque se manchó su papel y sus manos. Se levantó bruscamente y observó con mirada desafiante la mujer Cuarzo Rosa y el hombre Granate. Casi gritando preguntó: “ Qué queréis de mí?” Cuarzo Rosa dijo rápidamente: “Nada” Pero Granate le dio un empujón y también casi enfadado dijo: “Cómo nada!!!!! Sí que queremos algo!!! Queremos que salgas de esa habitación!!!!!” Cuarzo Rosa casi llorando añadió: “Pero no queremos que hagas algo que no quieras?” El ambiente estaba muy tenso. En ese momento apareció la energía de Amatista. Era un hombre muy apuesto que primero resopló como si quería decir a otras piedras “a ver chicos así no lograremos a nada”. Luego tranquilamente se acercó a Mar, puso sus manos en sus brazos, le miró a los ojos y dio su mensaje: “Parece que estás creando algo. Verdad? Te veo escribiendo. Pero sigues desconectada del mundo. Y es el mundo que te puede dar inspiración. La inspiración que no encontrarás en estas cuarto paredes. Tienes un don. Eso no niega ninguno de nosotros. Solo intentamos a decirte que para llevar a cabo lo que pretendes y hacer una obra maestra, sería bueno que te nutrieras de la vida. Aquí solo hay polvo. Sacas la energía de tus adentros pero no la recargas. Tarde o temprano marchitarás. Sal con nosotros, por favor!” Mar por primera vez miró la puesta. Y se dio cuenta que la asusta salir. Era como en una pesadillas, la habitación hubiera cambiado y la puerta que antes estaba a distancia de tres pasos ahora parecía estar muy, muy lejos. Era un momento muy emocionante. Todos los minerales sabían que en ese momento Mar estaba tomando la decisión que hacer con su vida. Cuarzo Rosa tenía las manos en la cara y otra vez parecía que estaba a punto de llorar, esa vez de la emoción y tensión. Granate estaba muy concentrado, mirando fijamente a Mar para acudir a su mínimo gesto. Amatista sostenía las manos en sus brazos, también esperando. Y entonces los tres lo supieron aunque Mar no dijo absolutamente nada. Supieron que tenían permiso. Que ella por fin se decidió a salir. Al instante vi las tres energías creando un remolino por encima de la cabeza de Mar. Hicieron una apertura y reajuste de energías de Mar. Varias veces su unificada energía bajaba, primero limpiando los chacras, de arriba abajo y de vuelta de abajo arriba. Luego reajustaban todos los entramados. Otra vez arriba a abajo y de abajo arriba. Sus energías sostenían una apertura del chacra estrella del alma que está situada 50 cm por encima de la cabeza. Mar sitió la energía de Amatista en su corazón. Ahora ella estaba a punto de llorar. Dijo: ”He creado una jaula. Me he encerrado yo sola.” Amatista respondió: “No te juegues, por favor. Lo que has hecho, ya está hecho. Lo importante ahora es lo que vas a hacer.” Otra vez veía las energías de las piedras como a una mujer y dos hombres que como buenos amigos estaban al lado de Mar. Cuarzo Rosa dijo: “Quieres que salgamos juntos fuera?” Mar movió la cabeza afirmativamente. Y todos empezaron a andar. Hacia la puerta que ya no parecía estar tan lejos. Solo estaba a tres pasos de ellos.